Angel y Lou nos visitaron un sábado de frío invierno, pero muy soleado. Angel nunca pensó que acabaría entre colmenas disparando una y otra vez su cámara fotográfica. Todo fué improvisado y así son las cosas más molonas, cuando nada está preparado, las cosas surgen y allí acabó, con un traje improvisado, metido hasta el fondo con José y su ayudante.
Cómo disfruté!!! Entre el miedo, la tensión y las ganas de hacer fotos tan cerca. Muchas gracias familia… Qué ganas de volver!
Gratas experiencias para contar a través de tu fotografía Angel. Mil gracias por pisar la grava de la que nacen nuestros vinos- Puertas siempre abiertas