Angel y Lou nos visitaron un sábado de frío invierno, pero muy soleado. Angel nunca pensó que acabaría entre colmenas disparando una y otra vez su cámara fotográfica. Todo fué improvisado y así son las cosas más molonas, cuando nada está preparado, las cosas surgen y allí acabó, con un traje improvisado, metido hasta el fondo con José y su ayudante.

Habían llegado apenas una hora antes, allí estabamos al abrigo del viento que soplaba fuerte de noroeste, junto al muro de las casas a resguardo y disfrutando del sol de levante, mientras nos conocíamos charlando y disfrutando de un tentepie, acompañado de un Palos de viento, nuestra Regia Monastrell.

En ese instante aparecío José, el apicultor, un héroe, como todos aquellos que se dedican a esta dura profesión. Conducía su pequeño camión de trabajo acompañado de Pepe, su ayudante. Angel nos  pregunto; Y van ahora a las colmenas? Fué un visto y no visto, cuando Pepe metió a Angel entre José y él y se alejaban por el camino directos a una dulcísima experiencia para un amante y profesional de la fotografía, justefotografia.com.

Y allí entre obreras, cereras, recolectoras, zanganos y reinas, con un improvisado traje de defensa, comenzó a disparar sin piedad su Nikon, inmoratalizando el jaleo de las colmenas cuando los apicultores realizan los trabajos de inspección y control. Una dulce experiencia que saboreó en casa días después disfrutando una rica miel de romero.